Trump y las mujeres
Por Fernanda Tapia
Definitivamente, este empresario venido a emperador ha enarbolado y sostenido dos grandes estandartes desde el inicio de su campaña: el económico nacionalista y el antinmigrante. El primero lo cumplió desde antes de asumir el poder cuando les hizo manita de puerco a dos grandes marcas de autos para que se retractaran de abrir sendas armadoras aquí en Mexicalpan de las Tunas y que las planearan mejor allá del otro lado del Río Bravo.
La primera semana de su gobierno, los 10 más ricos de su país ganaron estratosféricas sumas de dinero. Bill Gates, Zuckerman y hasta el Ing. Slim. En otros rubros no ha ni respirado: a dos horas de acabar su huateque de bienvenida desapareció la versión en español de la página oficial del Gobierno de los Estados Unidos, así como los temas ambientales y hasta un link para personas con discapacidad visual.
Como está en un atolladero y no halla cómo cobrarnos el muro -porque de una u otra forma terminarían pagándolo los propios gringos- salió con la tarugada de que se le cobraría “al narco”. ¡Vaya usted a saber CÓMO! ¿Será con retención en el SAT? ¿O LES COBRARÁ LA TANDAAAAAA? Sepa qué estén fraguando sus brillantísimos asesores.
Sin duda alguna, lo que más ha hecho retumbar nuestras conciencias son sus medidas antimigratorias y todas las que atentan contra los derechos humanos. El muro ya de por sí se opone al derecho fundamental de todo ser humano al “libre tránsito”, pero en su afán de regresar a los gloriosos años 50 y 70, este macho varado en el tiempo ha hecho que “sin abrir la boca al respecto” las facciones ultraviolentas se sientan ULTRA LEGITIMADAS. El día que se anunció su victoria tres personas con “disfraces” al estilo Ku Klux Klan rociaron gasolina sobre una chica afrodescendiente y le prendieron fuego. Salvó la vida de milagro, pero con quemaduras de tercer grado. En su primera incursión militar, un bombazo ya dejó 30 muertitos en Yemen. La mayoría mujeres y niños.
Al lanzar su “orden ejecutiva” (un miserable memorándum, como en sus empresas), las personas que laboran en migración se volvieron locas pues ésta contravenía las leyes que normalmente siguen, así que empezaron a enviar “al cuartito del por si acaso” no solo a visitantes de los siete países proscritos sino a colombianos, mexicanos, etc. Corrió a la Fiscal por oponerse a sus órdenes públicamente y hasta “la acusó de TRAICIÓN”.
Este Hitlercito rubio es de “mecha corta” y no me refiero, por supuesto, a sus genitales. No soporta que alguien le lleve la contraria y reacciona visceralmente cuan primitivo es: ante las manifestaciones en los diversos aeropuertos, donde los habitantes exigían que dejaran ingresar a los refugiados árabes, la gente de UBER empezó a dar viajes con descuento “para sacar a los manifestantes de la zona del conflicto”. La respuesta no se hizo esperar y muchas personas usuarias del servicio de taxis por celular borró la aplicación. A las mujeres quienes participaron en ese histórico evento que reunió más público que su propia investidura les contestó vía Twitter: “Toda esa gente, ¿no se enteraron que hubo elecciones? ¿Por qué no salieron a votar?”. Horas después y tras un jalón de orejas de sus asesores reculó y dijo algo así como: las protestas pacíficas son muestra de la democracia que reina en el país. Y que aunque no esté de acuerdo con sus posturas, defenderá su derecho a externarse. Otro toooono, ¿verdad? A Rihanna le hicieron público su celular privado por llevarle la contra y a Madonna le llamó asquerosa y repugnante.
En 1990 declaró para Vanity Fair: “las mujeres no deben tener objetos que puedan convertir en dinero”. Y que por ese motivo él “jamás” le compraría a Ivana (su primera esposa) joyas decentes u obras de arte”. En su libro “Trump 101” (2006) escribió: “La belleza y la elegancia, ya sea en una mujer, un edificio o una obra de arte sólo es algo superficial o algo lindo que ver”. Y ahí pensaríamos que entonces sí le interesan los seres humanos y “seras humanas” con cerebro… pero para variar cae en contradicciones. En 2013 Trump posteó enTwitter: “De 6,000 acosos sexuales no reportados en las fuerzas armadas, sólo 238 han sido sancionados. ¿Qué otra cosa esperaban, si mezclaron a los hombres con las mujeres, genios?”. O sea es lógico y normal que un varón abuse de una mujer si se les mezclan.
“The Apprentice” es un reality de empresarios en Estados Unidos que él mismo protagonizaba. Ahí, Trump consideró no sorprendentes las victorias de las mujeres en el programa, ya que “se deba a que tienen buena apariencia”. En la revista Esquire, en 1991, comentó: “Ya sabes, da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito”. Más adelante dijo: “Si somos políticamente correctos, podríamos decir que el look no importa. Pero la apariencia obviamente es importante”, declarando en “Last Week Tonight”. Y para acabar de poner la cerecita en el pastel de su patanería le soltó a la conductora: “Como si tú no tuvieras este trabajo por ser hermosa”.
En 2011, una abogada se la armó de tox a Trump y durante el juicio pidió un receso para poder dar leche a su bebé. Ahí sí casi le da un ataque de apoplejía a este magnate quien se levantó, se puso completamente rojo y le gritó, con peligro de escupir la dentadura postiza: “Eres repugnante, eres repugnante”. Y salió corriendo. Antes digan que el Zucaritas Zuckerberg, dueño del timorato Facebook, tan persignado y censor de los pezones y la lactancia, curiosamente se externó opositor de las políticas racistas de Trump. Claro, nomás porque él y su esposa son hijos de migrantes. También en su libro “El Arte de Volver”, publicado en el año 1997, Trump escribió: “Desde el principio tienes que dejarle claro a las mujeres qué les va a quedar si las cosas salen mal. Hay tres tipos de mujeres. La primera es la que si realmente ama a su marido, se niega a firmar el acuerdo por un tema de principios. La segunda es la que tiene todo calculado y quiere sacar provecho del idiota con el que está casada. La tercera es la que lo acepta porque prefiere dar un golpe rápido y quedarse con lo que le ofrecen”. Yo me sigo preguntando: ¿si tanto quiere a “América”, por qué se fue a contratar a una joven linda del Este? Pobre chica. No olvidemos el meme donde primero sonríe a espaldas de su marido, en la ceremonia, y cuando este se gira a dirigirle unas palabras a ella se le esfuma la felicidad. En “El Arte de Volver”, Trump aseguró que la persona que definió a las mujeres como el “sexo débil” o “era idiota o estaba bromeando”. “He visto a las mujeres manipular a un hombre sólo moviendo sus ojos… u otra parte del cuerpo”. Otro de sus twittazos escandalosos fue: “Si Hillary no puede satisfacer a su esposo, ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”.
Según Trump, Bette Midler (actriz y presentadora de TV de Estados Unidos) es tan fea que es “ofensiva”. Lo mejor de todo es que asegura que lo es tanto, que no lo dice porque quiere ser “políticamente correcto”. Otro sapo: “Angelina Jolie ha salido con tantas personas distintas que hace que yo parezca un principiante. Por eso no me parece atractiva”, ante Larry King en 2006. A Rosie O´Donell la calificó de “animal repugnante”. En el libro “Nación Trump: El Arte de Ser Donald”, el magnate declaró que uno de los momentos del cine que más le emociona es cuando en Pulp Fiction “uno de los personajes obliga a otro a callar a su mujer a punta de pistola”.
Le sigo y tengo para rato… Según una reportera de The New York Times, cuando escribió una columna calificándolo como un “milenario con problemas financieros”, él le devolvió una copia del artículo con su cara marcada y la frase “cara de perro”. A una de las cantantes que declinó cantar en su fiesta le soltó: “Cher debería pasar más tiempo preocupándose de su familia y su agonizante carrera”. En el documental “Cómo Volverse Rico”, del 2004, Trump aseguró que “todas las participantes del espacio habían coqueteado con él consciente o inconscientemente. Es algo que podía esperarse”. Ay ajaaaa. Bueno, recordemos que llamó cerdita a las Miss Universo Alicia Machado. Y cuando le pidieron que se definiera a sí mismo, Trump dijo que era “un hombre que tiene claro lo que quiere y hace lo que sea para obtenerlo sin ningún tipo de límites. Las mujeres encuentran que ese poder que tengo es tan excitante como mi dinero”. Eso nos hace entender dónde sustenta su autoestima, misma que tras siete quiebras debe estar muy resanada.
Lo doloroso, amigas, es que si le preguntamos a muchas mujeres de aquí y de allá exactamente CUÁL es el reclamo a Trump, la mayoría NI SIQUIERA ATINAN a señalar la oposición al libre derecho de decidir sobre nuestro cuerpo, no… Mucho menos dilucidarán lo más sutil, el bordado fino. La rabia, el desdén y la negación de “humanidad” a todas las personas diferentes: mujeres, migrantes, comunidad LGBTTTI. Es tal su miedo a estar equivocado y quedar condenado a extinguirse -tanto él como su “especie”- que no puede entender que en esta época “los suyos y los otros” podemos convivir. Que hay viejas -nuevas formas, nuevos convenios sociales, otros protocolos no mejores ni peores, simplemente más respetuosos y funcionales. Y es sumamente doloroso escuchar a hermanas que aún no han despertado por vivir sumergidas en esta pecera de machismo donde comemos, respiramos, vivimos y cagamos machismo… Hermanas atadas de manos, con los ojos vendados, decir sonrientes cual la embajadora de Estados Unidos ante la ONU: “Estamos anotando los nombres de TODOS los que no están de acuerdo con nosotros”. Es decir, ¿también revivirán los “años dorados” de la persecución de pseudocomunistas logrando que se acusen unos a otras entre amigos y hermanas? Siempre temí revivir el infierno al que se enfrentaron mi padre y mi madre, mi abuela, y todo parece indicar que como dijera el escritor de Juego de Tronos: “El más duro invierno está por llegar”.
Por último, y como me explicaba mi querida Ana Francis Mor, el capitalismo es machista. Yo agregaría el comunismo estalinista es machista. Compite canibalizado por el poder, caiga quien caiga, para no perder las auto-otorgadas canonjías. Tiene trincheras, destruye. El camino ya DEBE ser otro: uno que proteja, nutra y haga florecer. Sí, el feminismo.
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