Tú, ella/él y la música – Mariana Mallol
Por Mariana Mallol
Para algunas de nosotras, la maternidad es un enorme signo de pregunta. Para algunos de los papás también. Desde el embarazo y en algunos casos incluso desde la concepción, las preguntas se abren en nuestra mente como enormes surcos en la tierra. Y con las dudas y las incógnitas, la angustia:
- ¿Seremos capaces de hacerlo bien?
- ¿Correrá todo el embarazo como es esperado?
- ¿Parto natural o cesárea?
- ¿Lactancia materna o fórmula?
- ¿Pañales desechables o amigables con la naturaleza?
- ¿Colecho o cama independiente?
- ¿Lo dejo llorar o lo cargo?
- ¿Cómo le hablo, cómo la baño, cómo le doy de comer, qué le canto, qué le leo?
Éstas son sólo unas pocas de las miles de preguntas que aparecen cuando te planteas la maternidad.
Nunca estaremos suficientemente preparadas. Digamos entonces que lo mejor tal vez sería estar en contacto con nosotras mismas. Entender que vamos a meter la pata una y otra vez, comprender que es un camino y un eterno aprendizaje, y saber, a priori, que “nosotras mismas” puede ser un concepto vago, borroso y difícil de conseguir en medio de tanto por resolver.
No obstante, hay un punto que me gustaría resaltar como herramienta: la capacidad de comunicación a través de la música. En esta instancia les contaré la relación entre mis padres, la música y yo.
Mamá es una melómana empedernida y como tal echó mano de toda la música que pudo para nutrir la relación conmigo. Probablemente no se lo propuso y quizás ni siquiera se lo preguntó; sin embargo, lo sonoro marcó mi infancia y mi relación con ella y con el mundo. Cantábamos, ella tocaba la guitarra y tenía una carpeta con canciones manuscritas que era un tesoro. Canciones que tenían un profundo sentido para ella. Había de todo. Desde folclore venezolano hasta piezas de Bach adaptadas para guitarra. De allí nos nutríamos ambas. Canciones tristísimas de la Guerra Civil Española como “Las Nanas de la Cebolla” de Miguel Hernández o jocosas y pícaras como “La Embarazada del Viento” de Constantino Ramones. Procuraba también algo de música hecha especialmente para niños como Pro Música de Rosario, Pipo Pescador (con quien llegó a colaborar en algún disco), entre otros. En fin, ella compartía conmigo sus hallazgos, alegrías y dolores; la vida misma. Su madre, mi abuela Angelita, cantaba tan bonito que en una ocasión Radio Nacional la buscó para incorporarla. Propuesta que mi abuela lamentablemente rechazó argumentando que su padre no se lo permitiría.
Mi papá tampoco acompañó mal mi musicalización. También es amante de la música. Cantó en un coro, cantaba en los viajes en coche, generalmente folclore argentino, algún tango, himnos y marchas nacionales, incluso me enseñó “Allá en el Rancho Grande“ y una extraña versión de “El Chorrito” de Cri-Crí. También solía tocar la armónica. A su vez, mis abuelos paternos eran asiduos bailadores, así que la música ha estado presente en nuestras relaciones familiares desde antes de mi nacimiento.
Hace muchos años la música es para mí un canal de comunicación. Crío a mi hija de la mano de la música y todo es posible de ser cantado. Confieso que, a pesar de dedicarme a hacer música desde mucho antes de que ella naciera, estando embarazada llegué a sentirme extraña cuando pensaba en cantarle intencionalmente a la panza. Pero, inquietudes más, inquietudes menos, canté durante todo el embarazo, en conciertos, en clases, en casa y cuando lograba desprejuiciarme, también a ella directamente.
¡Pero una vez que nació no paré de cantarle! Cantaba cuando la amamantaba, cuando le cambiaba los pañales, cuando la bañaba, cuando empezó a comer sólidos, para lavarle las encías y luego los dientes, para ir al kínder, para pasar el rato, para dejar los pañales, le poníamos música a los pequeños cuentos, a regar las plantas, qué se yo… Me salía naturalmente. Hoy tiene 12 años y seguimos cantando: en el escenario, en los trayectos por la ciudad y en casa. Tan es así que todo esto derivó en una canción compuesta por ella y que le dio el nombre al disco más reciente que he sacado: “Agüita de Limón con Chía”. La canción surgió espontánea después de preparar una buena jarra de agua de limón con chía. Mi hija tomó el cuatro (instrumento de cuerdas utilizado en Colombia y Venezuela) y con tan sólo tres acordes organizó la primera estrofa: “agüita de limón con chía, fresca la quiero tomar, agüita de limón con chía, ay, qué rica está”. Me resultó tan linda, orgánica y fresca como el agua. De allí pimponeamos entre las dos posibles derroteros de la canción, recuerdo haberle preguntado qué pasaría con el agua, a quién se la quisiera compartir, y ella siguió dándole forma, de tal suerte que en un par de días la canción estaba completa. A la hora de elegir el repertorio para el disco nuevo una amiga a la que le habíamos mostrado la canción nos dijo que no debía faltar “Agüita” dentro del nuevo material, así que se la dimos a Leonardo Sandoval, que hizo todos los arreglos del CD y le dio una vuelta de tuerca aportándole lo suyo. Nos gustó tanto tanto la versión final que, junto con Andrea Medina, coproductora del proyecto, decidimos que así se llamaría el disco y la canción pasó de divertimento casero a canción profesional.
Ahora bien, habrá quien pueda decirme que no canta ni en la ducha o que cree que canta feo y por eso prefiere no cantarle a sus hijos. Lo entiendo. Si no hubo quien te mostrara el camino hacia el placer de hacer sonar tu propia voz o incluso te topaste con gente que te hizo sentir que lo hacías mal es comprensible que no cantes. Pero, por suerte, tenemos la capacidad de modificar algunas cosas. Siempre será mejor que les cantes a que no lo hagas.
Te comparto:
– La intimidad del vínculo que creas cantando, es abono fértil para tu relación con ellos.
– No necesitas cantar como un profesional para hacerlo.
– Si cantas con tus hijos estás abriéndote una oportunidad y habilitándolos a ellos para que la música sea parte de su vida.
– Puedes echar mano a otros modelos de canto que te gusten y compartirlos con tus hijos.
– Busca un taller de iniciación musical que puedas compartir con ellos.
– Armen su carpeta o cuaderno de canciones, sí, en papel, que pueda, por ejemplo, estar ilustrado por ellos. Un espacio tangible donde se puedan seguir incorporando nuevas canciones toda la vida y, a la vez, mirar para atrás y ubicar cuáles fueron las favoritas en otros momentos. (Te dejo al final del artículo algunas ligas donde puedes echar mano para que escuchen y puedan escoger algunas canciones hechas especialmente para la infancia).
– ¿Qué cosas puedes observar a la hora de escoger repertorio?
– Que les guste, que te den ganas de escucharlo junto con tus hijos.
– Priorizar aquellas producciones que estén hechas con instrumentos reales y no exclusivamente con sonidos electrónicos.
– Ubicar las canciones que tengan textos pertinentes o acorde a la edad de tus hijos.
-Diversificar, es decir, elegir canciones de diferentes estilos, lugares, instrumentación, temática, épocas.
– Buscar producciones hechas por profesionales que se dedican a hacer música para niños (no te quedes con las tres opciones comerciales que aparecen por todos lados).
Ya para despedirme y a modo de cierre quiero decir que se trata de hacer contacto real, la música es de los lenguajes más naturales, directos y profundos. No se la pierdan. Échate un clavado en tu playlist de vida y verás que la música te ha acompañado en varios momentos y que cada canción está anclada a una emoción. Enriquece y forma parte del playlist de la vida de tus hijos.
Si aún no estás convencido/a de cantar con ellos, te comparto una canción que compuse pensando en que todos podemos cantar. “Lobo chiquito”, si no te animas a cantar, aúlla.
Lobo chiquito tiene la característica de poder escuchar en una misma canción la voz infantil, la voz femenina y la voz masculina. Lejos de querer hacer foco en el formato de “la familia tipo”, lo que se busca es darle espacio a las tres voces. No importa si la voz masculina es el papá o no, la femenina la de la mamá, etc. Los invito a modificar la letra según su conveniencia pero respetando que haya una voz infantil, una femenina y otra masculina.
Acá la lista de música para la infancia:
Nombres de interés (no son todos, hay muchos más):
Pepe Frank Cantante y compositor. México
www.facebook.com/cantaro.ninos
Grupo Cántaro. Grupo de música para niños. México
www.luispescetti.com
Luis Pescetti Escritor, cantautor. Argentina
es-la.facebook.com/barcosymariposas
Mariana Baggio Cantante y compositora. Argentina
lojapalavracantada.com.br
Palavra Cantada Grupo de música para niños. Brasil.
http://programaserelepe.blogspot.mx
Serelepe, grupo de música para niños. Brasil.
http://www.butia.com.uy/
Portal Butiá . Portal especializado en música para la infancia. Uruguay
http://cantoalegre.org/
Cantoalegre. Grupo de música para niños. Colombia.
https://karmamundosonajero.jimdo.com/karma/
Dúo Karma. Música para niños. Cuba
www.ritadelprado.com
Rita del Prado. Cantautora. Cuba
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